Mucha gente no lo sabe, pero Dom Pedro I padecía epilepsia, una enfermedad que altera temporalmente la función cerebral, reversible y no causada por fiebre, medicamentos o trastornos metabólicos. Durante el proceso matrimonial del emperador con doña Leopoldina, incluso los austriacos conocieron la epilepsia de Dom Pedro, una condición que él, sus padres y hermanos padecían, y que la familia Braganza nunca tuvo intención de ocultar.
El 13 de mayo de 1816, durante el período en que Brasil aún estaba bajo el gobierno general de Lisboa, en el aniversario del rey João VI, padre de Dom Pedro I, las tropas recién llegadas de Portugal para la toma de Montevideo fueron revisadas por él, en una de sus raras apariciones a caballo. Lo acompañaron sus hijos Pedro y Miguel, llamando la atención por su porte gallardo al montar y por los uniformes de oficiales que vestían. El evento tuvo lugar en Vila Real da Praia Grande, actual ciudad de Niterói. Tras el repaso tuvo lugar la tradicional ceremonia del beso de manos, que se prolongó hasta las cuatro de la tarde cuando fue interrumpida por el abrupto derrumbe de Dom Pedro I. Según el escritor Alberto Rangel, Dom Pedro I “tenía el rostro inmóvil; ojos fijos; movimientos desordenados; sus palabras eran incoherentes y de su boca goteaba espuma como un perro rabioso”. Luego del incidente, Pedro fue trasladado a una casa cercana, donde pudo descansar hasta que recuperó el conocimiento y alivió su dolor de cabeza, para luego ser trasladado a su propia habitación. Este fue el sexto ataque que sufrió.
Los doctores Marleide da Mota Gomes y Miguel Chalub, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, después de un estudio de caso, diagnosticaron a Dom Pedro I como alguien afectado por “una epilepsia posiblemente familiar, del grupo de las epilepsias generalizadas idiopáticas con fenotipos variados, que se presentan predominantemente con convulsiones tónico-clónicas generalizadas”.
La epilepsia podría haber sido la responsable de la agitación que siempre caracterizó a Pedro I, así como de su impulsividad e incluso hipersexualidad. Además de atribuir a la enfermedad la “cuestionable cordura mental”, que, según explican los médicos, conduciría a “pasiones, excesos, fantasías, sueños y transgresiones contra las normas establecidas”. Otros aspectos conductuales de Pedro I, como la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad, también podrían ser indicativos de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), presente en hasta 23,5% de casos epilépticos.
La enfermedad que afectó a Pedro I afectaría en un futuro próximo a su hijo Pedro II, pero en su caso la enfermedad sería mucho más leve.
Referencia: REZZUTTI, Paulo. D Pedro I: A história não contada – Nova edição revista e ampliada: O homem revelado por cartas e documentos inéditos. Brasil: Leya, 2022.
Matheus Araújo
Matheus es empresario de Araujo Media, donde se desempeña como CEO y Director Creativo. Comparte análisis en su blog personal "blog.matheusaraujo.me" y actualmente cursa la carrera de Publicidad y Propaganda. Además, es un apasionado de la historia, en particular de la de Brasil, lo que lo llevó a convertirse en el fundador y editor del portal Brazilian History.